Me gustaría dejar de normalizar la hipocresía humana mientras algunos ofenden con esa incontinencia verbal que les caracteriza, sin consecuencias. En un planeta lleno de amor, parece que gobierna el odio.

Incluso cuando se busca un bien común, existen rivalidades y hasta desigualdad. Cómo es posible que en lugares en los que se supone que se defiende precisamente el derecho a vivir, se construya un muro entre las personas. Se dividen por edad, dinero, cultura o estudios.

Esto me demuestra que el capitalismo ha traspasado fronteras invisibles que van mas allá de votar a la izquierda o a la derecha.

María de los Ángeles Diez Rodríguez