¿Qué nos ha traído la globalización? Así de entrada parece que hablamos de un concepto que unifica, que acerca, que nos congratula a todos, en resumen, una mayor interconexión. Pero, por otro lado, también implica más control, más estrategia y una mayor necesidad de caminar con pies de plomo para no cruzar esa delgada línea roja, no vaya a ser que se desestabilice el sistema. Como los débiles cimientos que sustentan los intereses de las grandes organizaciones mundiales dan la sensación de estar sujetos con alfileres, ante este horizonte de precariedad, cualquier paso en falso puede formar una grieta con consecuencias irreparables.

Algo no se está haciendo bien cuando se fomentan desigualdades sociales y económicas a nivel global, y estas diferencias, lejos de unificar, disgregan y alejan.

Ante la incapacidad de las organizaciones responsables de obligar a Israel a cumplir los “Convenios de Ginebra y sus Protocolos adicionales”, este país se ha otorgado patente de corso para infringir sistemáticamente todos los acuerdos mundiales, cometiendo crímenes atroces de lesa humanidad y atacando a un pueblo indefenso. Las bombas lanzadas sin piedad y la imposibilidad de dejar entrar ayuda humanitaria han convertido la franja de Gaza en un infierno.

Los ciudadanos del mundo presenciamos un genocidio como si fuera un escaparate, sin que nadie haga nada, no vaya a ser que los “poderosos” se molesten. Esto no es solamente una guerra, es una vergüenza mundial televisada.

Los países de Occidente solo saben hacer demagogia barata y dejar transcurrir el tiempo… y el mundo patas arriba. Mientras tanto, los gazatíes permanecen atrapados, sin salida, sin ayuda y sin esperanza.

La situación es tan dura y cruel que parece irreal, como si se tratara del rodaje de una película de terror, pero es la realidad pura y dura que supera la ficción.

Los poderosos y responsables a todos los niveles se dedican a pasarse la pelota unos a otros, y todo sigue igual.

Las organizaciones no se les autoriza la entrada, y ahí están, atadas de pies y manos, esperando. “El que espera, desespera”.

Finalmente, la Flotilla Global Sumud, con un grupo de activistas a bordo, poniendo en peligro su vida, con limitados conocimientos y medios, pero con pundonor y gran humanidad, han puesto en marcha su aventura personal para llevar ayuda y esperanza a todos los seres humanos al límite.

Hace falta más apoyo desde todos los colectivos para que la flotilla se sienta arropada. Propongo un acontecimiento internacional promovido por el colectivo de la cultura que genere unidad mundial, apoye y recaude fondos para paliar la hambruna en Gaza, similar al concierto en Wembley en 1988 en honor a Nelson Mandela.

La música es el lenguaje universal y la gran baza pacífica que podemos usar hoy. Necesitamos conciencia de grupo, pertenencia y justicia. El pueblo gazatí no merece lo que le está sucediendo, y el mundo no puede mirar hacia otro lado.

Las generaciones silenciosa, Baby Boomers, Gen X deben concienciar a Millennials, Gen Z, Alpha y Beta, porque la unión hace la fuerza. Necesitamos remover mentes para construir un futuro mejor.

Yo quisiera un mundo donde nos entendiéramos con la palabra y desapareciera la estupidez, donde el amor se propagara por el universo y la ética prohibiera matar y traficar con armas. ¡¡¡Quisiera un mundo donde la paz y la concordia convivan en armonía y ecuanimidad!!!

Epílogo

Entre los días 2 y 3 de octubre los barcos de la flotilla que lograron acercarse a Gaza fueron interceptados por Israel y los 462 voluntarios arrestados. Aunque la flotilla no alcanzó su destino, lograron dar visibilidad al bloqueo y la misión sirvió para que el mundo fuera más consciente del conflicto. El 13 de octubre se firmó el “Plan de Paz” y finalizó el conflicto Israel-Palestina. Después de dos años de horror indescriptible, se abre un pequeño horizonte de esperanza. Brindemos para que esta paz sea no solo un deseo, sino un compromiso diario.

María Nieves Valderrey López