El sonido del despertador resuena en los oídos de Laura, pero no le importa. Se despereza, se levanta y comienza a vestirse. Antes de hacerlo, se asea.
Por unos minutos se queda observando su reflejo en el espejo: no se reconoce. Algunos vasos sanguíneos, debajo de la piel, se han reventado debido a un golpe; han liberado sangre en los tejidos circundantes sin que la piel se haya llegado a romper. En su ojo derecho, en la sangre acumulada, se percibe un cambio de color: ayer era rojo, hoy luce morado. Intenta camuflarlo, primero con un corrector de ojeras y más tarde con el maquillaje. Necesita aplicar una gruesa capa.
Se avergüenza del comportamiento de su padre. Es difícil perdonar. El perdón ayuda, de algún modo, a quien perdona —lo libera—, pero el perdonado a veces no llega a percibirlo.
Siente rabia. Sale de casa silenciosamente, sin dar un portazo; sus padres aún están acostados.
Hace unos días, sin saber por qué, un pastor alemán, aparecido de la nada, la acompañaba al instituto. Ella lo acariciaba y depositaba en él el amor que no ha sentido hacia sus padres. Es como un ritual: es su guardaespaldas. Al entrar en el recinto escolar, el perro desaparece sin dejar rastro, hasta la mañana siguiente.
Su círculo de amigos es su familia escogida; se siente querida por ellos. A pesar de vivir en una especie de cárcel, sus notas son excelentes. Cree que sus estudios son un trampolín hacia la deseada independencia. Todavía le quedan dos años para su mayoría de edad, y el tiempo se hace eterno.
Hace unos días, después de salir de clase, se acercó a casa de su abuela materna. Con ella se siente en un espacio seguro, experimenta una especie de complicidad especial. En esta ocasión habían decidido, entre las dos, hacer una paella. A Laura le gusta la restauración, y su abuela puede enseñarle a cocinar las recetas más tradicionales, aquellas que heredó de sus antepasados. Las reuniones son algo que disfrutan por encima de todo.
Laura silencia, delante de su abuela, los sentimientos que tiene y los pensamientos que rondan por su cabeza en relación con sus padres. Es una persona muy mayor, y podrían afectarla.
Ana Rosa Gutiérrez