Quise ser
y se me olvidó vivir.
Amé por miedo
y no tuve en cuenta
que debía antes sentir.
Di protagonismo
a comentarios hirientes
que tan solo
querían hacerme sufrir.
Aprendí a reír
cayendo sobre mí.
Bebí del vaso ajeno
ensuciando toda la vajilla.
Perdí un “te quiero”
por no saber decirlo a tiempo.
Y sin embargo
no avanzo
sin tropezar
con aquello
que me da tanto miedo.
Queriendo ser yo
pero sin buscar
la aprobación
del resto.
María de los Ángeles Díez Rodríguez
