Esta semana he estado hablando con una mujer muy valiosa y valiente que, sin embargo, estaba ahogándose en sus propias creencias y no era capaz de verse a sí misma ni a su situación de manera realista.
Primero os voy a contar cómo la veo yo tras un par de horas de conversación. Es una mujer de unos 37 años que estudió técnico administrativo de joven y derecho de mayor, ha trabajado y ha sido independiente, tiene un hijo de 16 años y una hija de 4, no tiene pareja por lo que cría sola a ambos, en este momento no tiene apoyo moral, logístico ni económico de la familia ni de amigos, ha decidido dar un giro radical a su vida cambiando de país para darle un futuro mejor a sus hijos. ¿Valiente verdad? Sí, capaz y valiosa también.
Cómo lo vive ella: tiene miedo de no encontrar trabajo, ha echado currículums y no la han llamado ni para una entrevista, piensa que debe aceptar “cualquier cosa” porque tiene que comer y pagar el alquiler pero a la vez no quiere cualquier trabajo, quiere estar cerca para ocuparse de su hija pequeña, quiere tener un horario que le permita cuidar de sus hijos y no abandonarles, no quiere un trabajo que a su familia le parezca insignificante porque su madre la comparó con su hermana mayor más exitosa que ella, quiere darle a sus hijos oportunidades y que no se sientan inferiores a sus compañeros… No se ve suficiente y hace más cursos para validar su capacidad pero muy dispares. ¿Cómo os sentís al leer esto? ¿Ansiedad, agobio, confusión? Pues así se siente ella.
¿Qué pasaría si ella pudiera salir de ahí y se viera como la veo yo? Ponedlo en los comentarios si queréis y vemos la vida que imaginamos cada uno para ella.
¿Os ha pasado esto con alguien cercano? ¿Un hijo, una pareja, una amiga? Seguro que sí, veis la maravilla de Ser que es y, sin embargo, ellos no se pueden ver así. Y a veces te sientes frustrada porque te gustaría que lo vieran, pero no funciona así, sólo si ellos quieren cambiar su manera de verse o de ver el mundo, podrán hacerlo. Es algo frustrante, pero así es la realidad. Sería más rápida una varita mágica o un hechizo como el del hada madrina de Cenicienta.
¿Qué tal si soltamos el cambio de los demás y nos centramos en el propio? ¿Qué tal si empezamos a vernos bien, valiosos y capaces? Creo que es un buen plan.
Después de aceptar la realidad de que no tenemos varitas y de soltar la responsabilidad de cambio del otro, hay que saber que sí hay manera de acompañar al otro en el cambio que él o ella decida emprender y sí, se hace en compañía, en relación, y en esto se basa la psicoterapia, la educación y la relación de ayuda. Quizás esta sea la varita o la magia.
La mujer de la que os hablaba sí quiere cambiar porque está empezando con crisis de ansiedad y ha pedido ayuda. Aquí me surge otra reflexión: ¿tenemos que esperar a tener síntomas para pedir ayuda? Pues a veces es el impulso que faltaba, ojalá que no fuera necesario; ahí, de nuevo, cada uno decide su momento.
Poned en comentarios lo que os inspira la situación de esta mujer y os cuento en otro post cómo le ha ido.
Hasta la próxima!
Marisol de la Fuente Corredor

