Veintipico días
abrazados por largas noches.
Veintiséis suspiros
que me acompañan
en este otoño lleno de reproches.
Veintitantos "Te echo de menos"
que repito al despertar
mientras un escalofrío recorre mi cuerpo.
Entonces pienso
en lo caprichoso que es el destino
arrebatándonos momentos
en silencio.
Su sigilo
es el báratro del universo
es el olor a putrefacción
acercándose a la luz de un fuego.
Arrebata risas, palabras
las voces de quienes queremos
dejándonos tan solo su recuerdo.
Y este
es tan bello
viviendo en nuestros cuartos internos
acariciando la felicidad
que fue vivirlos por completo.
Porque son ánimas
almas que yacerán siempre
en el confín del espacio-tiempo
Descansando tal vez
o quizás sonriendo
al compás de nuestros movimientos.
Vibrando a favor de nuestra sintonía
como lo hacen las olas al viento.
Porque no vamos a engañarnos
nos cambiaron la vida.
Y yo vivo en su calor
ese que siento cuando su energía llena el silencio de mi habitación.
ese que me acaricia el rostro
mientras paseo por donde hoy vive su memoria
ese que siento ahora mismo
y sé que todos presentimos.
La vida puede enterrar personas, cuerpos
pero jamás
podrá con las almas que convierten el presente
en un silencio que traspasa fronteras
donde su esencia no se olvida
y su pasado camina con nuestro ahora.
Porque repito
nos cambiaron la vida
y desde aquí
les quiero dar las gracias
por esta y espero
que más vidas.
María de los Ángeles Díez rodríguez