Poema - Oración al Padre
Señor Dios,
me dicen que eres mi
Padre
y que
¡padre! pronuncie cuando a ti me dirija.
Mi oración es una palabra:
¡papá!
El silencio se hace y
la
presencia de un Dios envuelve a su hija.
Padre,
he conocido tu nombre:
tu
amor callado y silente ha salvado mi vida.
Que todos conozcan quién eres:
el que sacia en el hombre
la sed que le habita.
Padre,
tu Reino es
derroche de amor
que el pobre acoge en su mochila vacía.
Hazme pobre,
¡papá!
Sin tu
amor no tiene sentido la vida.
Padre,
¿qué quieres?
Tu
voluntad es la mía.
Padre,
dame
alimento.
Necesito un poco de
pan cada día.
Y quita,
papá, mi hambre de “cosas”;
embotan mi mente y mi paso complican.
¡Padre!
¡Perdón! ¡He pecado!
He preferido gozar con la “nada” a tu dicha.
“¡Perdón! ¡He pecado!”:
una y mil veces, en mí, repetía.
No levantaba los ojos del suelo.
Mas tu
paz iba llenando el silencio y
¡por fin! mi corazón sonreía.
Que a mi hermano perdone
si acaso me hiciera una herida.
Padre,
tentada he vivido a dejar tu morada y
marchar por caminos inciertos.
Me he rebelado ante ti.
La noche era inmensa y llena de ira.
Ahora te he conocido:
Dios-Padre-Bueno.
Líbrame de este horror.
A tu lado quiero vivir
con un
corazón de piedra, tal vez;
pero…
¡de rodillas!