Rutina de una madre

Un nuevo día saluda y ella madruga con la determinación corriendo por sus venas. Hace la cama, asegurando que no queden arrugas sobre las sábanas, mientras observa el reloj sujeto sobre su muñeca izquierda.

Se peina casi sin mirarse, toma un café con leche y se acerca a la habitación de sus hijas, advirtiéndolas de que llegarán tarde si no despiertan. Las acaricia el cabello, peinándolas con esmero, abrazándolas con la calidez de un beso.

Llega la hora y deben salir hacia el colegio. Las lleva de la mano, despidiéndose de ellas con un arrumaco.

Vuelve a casa cansada, pero con fuerzas para continuar las tareas. Limpia, recoge y friega. Luego, se sienta a trabajar desde el ordenador.

Pasan las horas y, ella vuelve a la escuela. Sus hijas están hambrientas. Les prepara una rica merienda. Entre tanto, ríen juntas recordando anécdotas.

Cae la noche y, ella les cuenta un cuento, para que sueñen con hadas y duendes en su ausencia.

Trata de conciliar el sueño, cuando la pesadilla de una de sus hijas la desvela. La recuesta sobre su pecho y, esta dice: "Mamá, te quiero".

María de los Ángeles Diez Rodríguez