Escuchar una canción y recordar momentos y emociones que has vivido con amigos, familia o cualquier persona. Escuchar su letra y trasladarla a tu vida, llorando o simplemente volviendo a vivir esos momentos que un día sentiste.
Esas amapolas que todos los años al principio de verano llenan los caminos por donde paseas y que aunque tienen una fugaz vida, nos ofrecen todo su majestuoso esplendor de color.
Ese rocío que todas las mañanas aparece dándonos la sensación de que ha lavado todos nuestros campos.
Ese sol que todos los días nos marca el inicio del día y su final.
La fuerza impresionante de una tormenta, que nadie puede controlar, ni siquiera ahuyentar.
El sonido que produce el agua de un río, que nunca tiene prisa por recorrer su largo camino, pero que a la vez no se puede detener.
Esos ojos de un amigo, pareja, padre, madre o simplemente alguien dispuesto a departir algo con nosotros.
Pensar y analizar que hay tantas cosas que te rodean y que pasan desapercibidas para la mayoría de la gente que solo busca y valora lo que se puede comprar con dinero.
Disfrutemos de todo lo que la vida nos da gratis y nunca perdamos el ansia por seguir recibiendo sus regalos.