Conservo un pequeño libro que una persona significativa en mi vida me obsequió hace ya algunos años. Su título es Minutos de Silencio, escrito por José Fernández Moratiel.
Esta obra reúne 160 consejos destinados a incorporar el silencio en la vida cotidiana, con el propósito de alcanzar un reposo interior auténtico.
Durante mis prácticas de silencio que realizo casi a diario, suelo leer uno de estos mensajes como fuente de inspiración, motivación y guía para continuar explorando esta profunda experiencia.
El primer consejo que expone Moratiel en este libro afirma:
“El silencio es una gran rebelión contra nuestro propio desorden. Es una rebelión contra el mundo interior. Se habla de rebeldía porque sospechamos que puede ser posible. Es una esperanza”.
Como este espacio digital pretende ser un lugar de esperanza y de compartir pequeños fragmentos de la vida que nos la ofrecen, no podía dejar pasar la oportunidad de escribir sobre el silencio.
Considero que se trata de una experiencia valiosa y urgente de compartir.
Practicar el silencio ha transformado mi vida. Así de claro.
Utilizo la palabra “sencillo” con plena conciencia de su profundidad, ya que dentro de lo sencillo también habita lo complejo.
El silencio me ha permitido obtener distancia frente a pensamientos intrusivos y obsesivos, así como mayor claridad emocional, concentración, energía vital, y una renovada capacidad para disfrutar de la cotidianidad y de los pequeños detalles de la vida.
He desarrollado una mayor sensibilidad hacia los sonidos, los aromas, las texturas, las imágenes... y una renovada capacidad para asombrarme ante lo que parecía rutinario: el canto de un pájaro, un amanecer, un beso, e incluso el simple hecho de ir a trabajar.
Solo puedo hablar desde mi propia experiencia, y esto que intento expresar aquí no es una excepción. El silencio ha sido para mí una salvación.
Hace once años, mientras atravesaba una de las etapas más oscuras que he vivido internamente, aquella misma persona que me regaló el libro me habló sobre el silencio. Fue entonces cuando comencé a practicar y vivir desde una mirada más callada, más consciente.
Por ello, desde este humilde lugar, te invito a que lo practiques. Con tan solo unos tres meses de práctica más o menos constante, comenzarás a sentir cómo el alma se expande, se suaviza, se abre, y cómo el presente toma protagonismo para recordarte que la vida se vive en el ahora.
Vivir plenamente, aquí y ahora, florece desde el silencio.
Marcos Rodríguez Tranche
Voy a vivir el momento
para entender el destino.
Voy a escuchar en silencio
para encontrar el camino. (Marc Anthony)
Gracias Marcos por este gran escrito